Rogelio Rodríguez
Por Pedro Taracena Gil
PRÓLOGO
La tecnología ha propiciado que la fotografía sea
de uso popular. Todo aquel que utilice una cámara, no importa el tipo ni el
soporte utilizado, es un fotógrafo. Convencionalmente, sólo se considera
fotógrafo al profesional que vive de ello. Las imágenes obtenidas son obra de un
fotógrafo y su calidad objetiva o subjetiva, nada tienen que ver con la
dedicación profesional. Hay fotógrafos que prefieren llamarse amateur, vocablo francés que en una de
sus acepciones, es el de amante. Es
decir, no aficionado a la fotografía y sí amante de la fotografía. La
fotografía es un arte y como tal, es la expresión de libertad del autor. No
obstante, este breve ensayo, pretende ser un acercamiento al apasionante mundo
de la fotografía, y tiene la intención de dedicarle toda su atención al retrato. Busca
la complicidad del lector para descubrir juntos el humanismo existente
que hay entre el retrato y el autorretrato. El retrato es una de las
expresiones artísticas clásicas y la fotografía, sólo es una de las formas de
representarlo. Aquello que un fotógrafo puede crear, no viene apuntado en este
libro. Se trata de romper el paradigma establecido, que es tanto como decir que
la toma fotográfica debe ser un acto en libertad. Y el breve tiempo que
transcurre entre una toma y otra, es el responsable de que sea irrepetible. No
tengo ninguna duda de que el retrato fue y sigue siendo la primera expresión de
humanismo de la fotografía. El arte y la pasión de retratar han sido y siguen
siendo, mi satisfacción como fotógrafo. Más aún, añoro mi infancia cuando descubrí al
retratista y a la retratista, que en mi pueblo hacían los retratos del primer
carné de identidad y sus cámaras fueron testigos de las bodas, bautizos,
comuniones y hasta las procesiones y las
faenas del campo. Pero sobre el retrato hay que avanzar y profundizar.
Hay que romper muchos paradigmas. Muchos prejuicios. Inventar nuevos campos de
encuentro entre el fotógrafo y el modelo. Hay que salir del plató donde marcan
la pauta al retratista, el marketing, la publicidad y el dinero. El retrato es
otra cosa… Una sesión fotográfica es un encuentro, donde el fotógrafo y el
modelo van a librar una batalla en libertad, pero también en complicidad y
confianza. He aprendido de todos los retratistas que de una forma o de otra han
pasado por mi vida, pero mi gran maestro ha sido Juan Vicente Gómez Gómez,
fotógrafo, abogado, periodista y en aquel entonces director del Centro Nacional
de Fotografía de Caracas (Venezuela). Un día le mostré algunos retratos y me
contestó: Pedro, para abordar el retrato en todas sus formas, debes de apartar
de ti todos los prejuicios y complejos. Es un hecho en libertad. El contenido
de este modesto ensayo puede ser una pauta para descubrir las aptitudes de cada
retratista y trabajar en grupo;
creando un autentico taller de retratería.
Versión PDF: BREVE ENSAYO SOBRE EL RETRTAO
GALERÍA DE RETRATOS
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